martes, 10 de marzo de 2009

El panadero

Cuando me hice panadero pensaba en el placer de amasar la mezcla de agua, harina y sal. Empujar, estirar, extender y volver a empezar para dar con la textura adecuada. Dar formas al moño del mollete, para que luego, cada comedor de pan, le dé nombres populares mientras disfruta de un buen queso.

Pero ahora me encuentro que la realidad de mi trabajo es meter baguetes precocinadas a toda prisa en un microhorno con una bandeja especialmente adaptada a las dimensiones de la forma no amasada. Incluso tengo un breve recetario de como hacer el pan falso más parecido al pan que soñaba amasar.

Lo peor es que tengo que aguantar a un tipo raro de gafas, que llega por aqui de vez en cuando, todo estresado, hablándome de que lo importante es el numero de caras satisfechas por un buen mendrugo. Que la gente quiere algo crujiente, recien hecho y que eso es lo que les damos. Que si quisieran pan de verdad no lo comprarian en los chinos los domingos.

Asi que ahora mis dias libres me dedico a ser panadero. No puedo disimular una sonrisa cínica cuando mis comedores de pan verdadero me felicitan por mi trabajo, diciendo con la boca llena: "Este si que es pan y no el que se hace ahora"

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