El té ha vuelto a mi mesa para que estas palabras no se sientan solas. Me gustaría que estuvieran acompañadas de muchas otras, pero mis pelos blancos me susurran que ya no es tiempo de promesas.
Se ha tenido que mezclar la gelatina del fin de semana con las protestas, de tres de mis cinco lectores durante la semana grande de nuestro unico campo de estrellas, y una siesta a deshora, para crear el ambiente perfecto.
Sin embargo si que hay muchos momentos en los que pienso en escribir. Momentos fugaces que se diluyen sin tiempo a darles forma. Una crónica de la polémica orden del equipo rojo, las impresiones de un inolvidable concierto de Ben Harper, la victoria mundialista o la llegada del verano; cualquier cosa es buena para fotografiar.
Mis cinco lectores reclaman más sobre mi mundana vida. Yo respondo que poco ha cambiado y que nada tiene de interesante, que es una vida como las otras, llena de rutinas que resulta cansino escribir sobre ellas. Sin embargo hoy se lo han ganado.
El lunes retomé mi ya vieja nueva bicicleta para ir al trabajo. Obligado por las circunstancias ya que mi nuevo usado coche de chica me esperaba en destino. Cuando se juntaron, a la bicicleta le entró el cansancio y alli se quedó dormida. Solo 10 km más que sumar a mi escaso balance veraniego: una bicicritica madrileña frustrada, unas salidas con mis sobrinos de escaso kilometraje y algunas idas y vueltas a la oficina.
El miércoles deguste un excelente pulpo casero, preparado, como no, por una gallega de costa, al que solo le faltaba el plato de madera. El plato yo lo tenía en casa de un regalo de antaño, pero no estuve lo suficientemente lúcido para llevarlo. La velada resultó muy agradable viendo la primera parte de un España-Italia del mundial de Estados Unidos. Áquel en el que Tassoti le partio la nariz a Luis Enrique. Comentamos lo osada de la alineación de Clemente: Zubi, Otero (Otero!!!!), Nadal, Abelardo, Alkorta, Ferrer, Sergi, Caminero, Bakero, Goicoetxea y en punta Luis Enrique.
Ayer repasé los créditos de Planet 51 buscando nombres conocidos.
Y hoy, bueno, pues hoy vuelvo a las andadas.
Se ha tenido que mezclar la gelatina del fin de semana con las protestas, de tres de mis cinco lectores durante la semana grande de nuestro unico campo de estrellas, y una siesta a deshora, para crear el ambiente perfecto.
Sin embargo si que hay muchos momentos en los que pienso en escribir. Momentos fugaces que se diluyen sin tiempo a darles forma. Una crónica de la polémica orden del equipo rojo, las impresiones de un inolvidable concierto de Ben Harper, la victoria mundialista o la llegada del verano; cualquier cosa es buena para fotografiar.
Mis cinco lectores reclaman más sobre mi mundana vida. Yo respondo que poco ha cambiado y que nada tiene de interesante, que es una vida como las otras, llena de rutinas que resulta cansino escribir sobre ellas. Sin embargo hoy se lo han ganado.
El lunes retomé mi ya vieja nueva bicicleta para ir al trabajo. Obligado por las circunstancias ya que mi nuevo usado coche de chica me esperaba en destino. Cuando se juntaron, a la bicicleta le entró el cansancio y alli se quedó dormida. Solo 10 km más que sumar a mi escaso balance veraniego: una bicicritica madrileña frustrada, unas salidas con mis sobrinos de escaso kilometraje y algunas idas y vueltas a la oficina.
El miércoles deguste un excelente pulpo casero, preparado, como no, por una gallega de costa, al que solo le faltaba el plato de madera. El plato yo lo tenía en casa de un regalo de antaño, pero no estuve lo suficientemente lúcido para llevarlo. La velada resultó muy agradable viendo la primera parte de un España-Italia del mundial de Estados Unidos. Áquel en el que Tassoti le partio la nariz a Luis Enrique. Comentamos lo osada de la alineación de Clemente: Zubi, Otero (Otero!!!!), Nadal, Abelardo, Alkorta, Ferrer, Sergi, Caminero, Bakero, Goicoetxea y en punta Luis Enrique.
Ayer repasé los créditos de Planet 51 buscando nombres conocidos.
Y hoy, bueno, pues hoy vuelvo a las andadas.
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