jueves, 2 de julio de 2009

Perdida

Para mi desgracia y para la tuya, en algún lugar de Turquía, impregnada de código binario, se ha quedado mi memoria digital. Con ella textos, tablas y otras paparruchas que coleccionaba en un anárquico orden.

Para mi fortuna hacía poco que había explorado por el desierto en busca de espejismos. Ilusiones de calor que alimentan sin engordar. Tangos prohibidos en rojo y negro, proyectos imposibles en papel azul, mensajes destinados a destinatarios ignorantes, que aun permanecen conmigo.

Espero que puedan salir porque como me recuerda un amigo todos los dias: lo que no se comparte se pierde. Como la memoria de Pedrita.

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