domingo, 26 de octubre de 2008

Bangkok

Acabo de llegar de Tailandia y me queda un sabor algo amargo por no haber aprovechado un poco mejor mi tiempo. Por no haber sacado algunas fotos, por no haber nadado unos largos en la piscina del hotel o por no haber dado una vuelta por los alrededores.

No es que tuviese mucho tiempo, pero seguro que el viernes por la noche podría haber sacado más fruto de mi visita. No me avergüenza decir que los palacios de entretenimiento, etiqueta bajo la que agolpan los complejos nacidos durante el apogeo del turismo sexual, hubieran merecido un vistazo. Sin embargo un poco de propia moralina, de desconocimiento de lo que me iba a encontrar y sobretodo la ausencia de un cómplice, me quitaron la idea de la cabeza. Hay que ser muy cinéfilo para ir solo al cine.

El caso es que, palacios aparte, Tailandia me despertó cierta curiosidad por su exótico saludo, por su escritura, por su personalidad... y todo a un módico precio.

Pasé por el contrario demasiado tiempo en el aeropuerto, buscando algun recuerdo interesante. Solo me quede con esta foto, que me pareció que tenía cierta gracia pensando en la comida tailandesa :P

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