Mi taza florida me acompaña en la última hora de este fin de semana.
Una nueva aburrida carrera de F1 para la sobremesa del domingo. La verdad es que la temporada esta siendo de lo peor, aunque claro, llevábamos unos años mal acostumbrados.
Estas carreras recuerdan a esos monólogos de Ferrari antes de que el asturiano de oro rompiese el dominio rojo. Me pregunto si en vez de Button, fuese Alonso el vencedor eterno, si me gustarían más las carreras de este año. Probablemente sí. ¿Por qué? ¿Me puedo autosugestionar para disfrutar con Button como lo haría con Alonso? Lo intento, pero como lo de dejar de ser el monstruo de las galletas, no funciona.
De todos modos tampoco hay que engañarse, la Formula 1 es un deporte aburrido. Siempre lo ha sido. No es cuestión de ahora. Desde que recuerdo grandes premios, era un tostón. En los 80 lo normal es que acabasen la mitad de los coches. El único aliciente para seguir en diferido a altas horas de la mañana a los coloridos monoplazas, era ver quien iba a ser el último en romper. De la época de Prost y Senna lo divertido era esperar a Japón para ver quien echaba a quien. De Schumacher y sus 5 títulos seguidos lo mejor era no esperar nada.
No es una cuestión de adelantamientos. Yo creo que si fuese tan fácil adelantar como en las motos, pues el que viniese por detras, pasaría fácil y hasta luego. La gracia de que sea difícil es que cuando se consigue es mucho más bonito y excitante. Hay que prepararlo, buscar el momento adecuado y aguantar el más que probable contraataque. Dos coches en paralelo es algo único. Para quien le interese este es el mejor duelo que yo haya visto.
Esa ausencia de lances interesantes en general, es la que hace que cuando se produce alguno, compense con creces. La diversión llega de la ilusión de ver uno de esos momentos únicos, como el final de temporada del año pasado.
Algo parecido a esa sensación de jueves, cuando te ilusiona el fin de semana. Luego llega el domingo y te das cuenta, de que, como el gran premio, no ha sido nada del otro jueves.
Una nueva aburrida carrera de F1 para la sobremesa del domingo. La verdad es que la temporada esta siendo de lo peor, aunque claro, llevábamos unos años mal acostumbrados.
Estas carreras recuerdan a esos monólogos de Ferrari antes de que el asturiano de oro rompiese el dominio rojo. Me pregunto si en vez de Button, fuese Alonso el vencedor eterno, si me gustarían más las carreras de este año. Probablemente sí. ¿Por qué? ¿Me puedo autosugestionar para disfrutar con Button como lo haría con Alonso? Lo intento, pero como lo de dejar de ser el monstruo de las galletas, no funciona.
De todos modos tampoco hay que engañarse, la Formula 1 es un deporte aburrido. Siempre lo ha sido. No es cuestión de ahora. Desde que recuerdo grandes premios, era un tostón. En los 80 lo normal es que acabasen la mitad de los coches. El único aliciente para seguir en diferido a altas horas de la mañana a los coloridos monoplazas, era ver quien iba a ser el último en romper. De la época de Prost y Senna lo divertido era esperar a Japón para ver quien echaba a quien. De Schumacher y sus 5 títulos seguidos lo mejor era no esperar nada.
No es una cuestión de adelantamientos. Yo creo que si fuese tan fácil adelantar como en las motos, pues el que viniese por detras, pasaría fácil y hasta luego. La gracia de que sea difícil es que cuando se consigue es mucho más bonito y excitante. Hay que prepararlo, buscar el momento adecuado y aguantar el más que probable contraataque. Dos coches en paralelo es algo único. Para quien le interese este es el mejor duelo que yo haya visto.
Esa ausencia de lances interesantes en general, es la que hace que cuando se produce alguno, compense con creces. La diversión llega de la ilusión de ver uno de esos momentos únicos, como el final de temporada del año pasado.
Algo parecido a esa sensación de jueves, cuando te ilusiona el fin de semana. Luego llega el domingo y te das cuenta, de que, como el gran premio, no ha sido nada del otro jueves.
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