La ida. La India

Hace casi dos meses de la venida y la llegada a esta verde ciudad. Casi dos meses en los que he hecho muchas cosas, tantas que hacen parecer poco el tiempo desde la venida.

Cosas insignificantes por si solas, pero que en su conjunto forman una gran bola de nieve que me lleva ladera abajo, sin freno. No lo digo como algo malo, simplemente lo digo.

Cosas pequeñas como la de abrir este blog. Algo propuesto y pospuesto indefinidas veces pero que hoy he conseguido hacer. Para ello he tenido que renunciar a otra visita a IKEA, pero no tengo ninguna duda que mi ausencia no se ha hecho notar en sus abarrotados pasillos.

Otras cosas no han sido tan pequeñas, como mi primer viaje fuera de Europa. A la India ni más ni menos. Creo que aun no he conseguido masticar la experiencia.

Lo que mas llama la atención es la cantidad de gente que va de un lado para otro. Gente por todas partes, andando, en bicicleta, en triciclo, en autobus, en coche, en camión,...

El tráfico es espectacular, las reglas son tan diferentes que cualquiera de nosotros diríamos que no tienen reglas. Pero si que las hay, por supuesto. La primera es que se conduce por la izquierda. La segunda es que solo hay que preocuparse de lo que pasa delante, de lo de detrás ya se preocupará el que venga por detrás, que para eso estamos en "su delante". La tercera es que no existen carriles, solamente un flujo continuo en una dirección.

Es curioso ver por ejemplo que los retrovisores exteriores casi todos los coches los llevan plegados. Esto es para aprovechar bien la carretera y que en supuestamente dos carriles entren un autobus, un coche, dos motos y una vaca. Otra variante podria ser un camion, tres triciclos y dos bicis.

No me cansaba de mirar por la ventanilla cuando iba en taxi de un lado a otro. Pero si de las bocinas. No paran de sonar. Muchos camiones llevan detras un curioso letrero que dice "Horn please". Y vaya si hornean (lease jornean :-) los muchachos por allí.